Noticias del Día
05/06/2023 | Revista Chacra |
Dolarización sí, dolarización no |
Hemos llegado a este debate por nuestra inmadurez para manejar la cosa pública y la corrupción de algunos políticos. Se ha arribado a un límite en que se requieren cambios profundos, poner fin a tanto disparate de una vez por todas. |
Hemos llegado a este debate por nuestra inmadurez para manejar la cosa pública y la corrupción de algunos políticos. Se ha arribado a un límite en que se requieren cambios profundos, poner fin a tanto disparate de una vez por todas.
Entre quienes no se sienten seducidos por la idea está la Fundación Mediterránea. Un trabajo suyo hace referencia a las grandes controversias de la dolarización. El apuro por terminar con la inflación que nos está hundiendo en la desesperanza ante la pasividad del actual gobierno, podría llevar a subestimar los costos de mediano plazo y sobrevalorar los beneficios inmediatos. Para la entidad, la implementación práctica de esta movida requeriría una importante licuación de activos del sector privado, lo que aparece como una severa restricción inicial. Desde luego que hay beneficios de corto plazo. Junto con el peso desaparecerían todos los vicios que lo rodean, especialmente el desmanejo de los políticos con la emisión, la inflación desbordada, las tasas estrafalarias. Se acabarían las permanentes expectativas de devaluación y el riesgo país desmesurado. Pero en la Fundación creen que el principal escollo de la dolarización está dado por la necesidad de contar con los dólares suficientes para rescatar todos los pasivos monetarios del Banco Central de forma de poder "limpiar" su balance, más los pesos del circulante. Implicaría una muy importante devaluación previa, sumamente delicado en una economía con altísimo nivel de pobreza. En la vereda opuesta defiende la idea Carlos Rodríguez, exviceministro de Economía, ahora muy cercano a Javier Milei, el hombre que sacudió la política argentina hablando de la dolarización de la economía e inmediatamente generó una polémica que no tiene fin. El discurso del libertario prendió entre la gente, harta de permitir que los políticos hagan uso y abuso de la moneda local, especialmente del perverso mecanismo de la emisión interminable para financiar la fiesta. Por eso muchos prefieren ir al dólar cuanto antes. Sus detractores, también economistas como Rodríguez, no andan con vueltas. "Qué fácil que es tirar ideas solo para figurar y que los medios lo levanten como gran tema. Hoy es inviable la dolarización porque no hay cómo hacerla. No hay dólares en el BCRA y están los pasivos remunerados", asegura Roberto Cachanosky. "Si no hay dólares, ¿qué querés dolarizar? Si lo que sobran son pesos", argumenta Carlos Melconian. "Las soluciones mágicas no sirven. Y la dolarización es uno de esos caminos", comentó Marina Dal Poggetto a un medio digital argentino. Es cierto que Milei no ha dado grandes precisiones sobre cuál sería el proceso concreto para terminar utilizando el dólar cada día de lo que queda de nuestras vidas. Algunos que tratan de interpretar su pensamiento advierten sobre la ilusión de imaginarse con estos billetes en el bolsillo el mismísimo diciembre de 2023 o a más tardar hacia el fin de ese verano. Aseguran que el libertario está pensando antes en cumplir otras etapas indispensables, que incluirían el recorte del gasto y la reforma del Estado como prioridad.
Entre dolarizar o no, Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky proponer adoptar el dólar como moneda de curso legal, permitir la libre competencia de monedas y reformar el sistema bancario, de manera que el poder político no pueda confiscar más los ahorros de los argentinos. Siempre dentro de un programa profundo de reformas. Es que debe quedar claro que dolarizar no implica que la Argentina eluda solucionar su escandaloso déficit fiscal, acomodar los precios relativos retrasados, terminar con el jubileo en el Estado, achicarlo, tornarlo racional. Por eso es errado poner todas las expectativas en una medida monetaria aislada. Lo que espera al próximo gobierno mete miedo. Un país sin moneda, sin mercado de capitales, con extrema pobreza, presión impositiva por las nubes y baja inversión. Con o sin dolarización, no tiene chance de equivocarse Claudio Gianni |